La mayoría de la población entrena para ser físicamente más activa, mejorar sus dolores, mantener esos “kilitos de más” a raya, y/o simplemente para sentirse mejor al acabar el trabajo. Todo esto en definitiva busca mejorar su calidad de vida en el presente, pero sobre todo con vistas al futuro. No es ningún secreto que la actividad física está en auge y sorprendentemente ésta ha evolucionado hacia una nueva tendencia: el bienestar.
En los últimos años hemos sido testigos de un creciente interés por los ejercicios hipopresivos sin saber muy bien en qué consisten. Esta técnica está respaldada por estudios científicos que nos hablan de un fortalecimiento de la musculatura profunda del tronco y grandes beneficios en cuanto a:
- Estabilidad del raquis.
- Pérdida del perímetro abdominal.
- Higiene postural.
- Capacidad respiratoria.
- Prevención y paliación del dolor lumbar.
- La ejecución de la misma no es sencilla, por lo que te recomendamos formarte con un profesional antes de iniciar su praxis. Sí te adelantamos que es totalmente recomendable, especialmente para la mujer, independientemente de que hayas pasado por uno o más embarazos.
El pilates
Una de las actividades más asentadas en los centros fitness y wellness es el método pilates, también extendido y utilizado como complemento entre deportistas.
Ambas, pilates e hipopresivos, comparten algunos de los beneficios anteriormente mencionados, sin embargo y en cuanto a su principal cometido, son opuestos y por lo tanto, complementarios. Y al igual que en otros aspectos y cualidades en el ámbito de la salud y el entrenamiento, la clave está en adaptar, individualizar, planificar, ejecutar y evaluar en base a la persona que pretendemos ayudar.
Sí me atrevo a decir para hacerlo un tanto más entendible, en el caso de una mujer y como norma general, la importancia en la cantidad de actividad física semanal entre estas dos disciplinas, la técnica gimnasia abdominal hipopresiva sería de un 70% y pilates un 30%. Este volumen se verá influenciado, como he mencionado anteriormente, por el tipo de persona al que nos encontramos y por su evolución con el programa de entrenamiento.
Para poder obtener los beneficios propios del entrenamiento, es necesario que tanto los ejercicios como el volumen y la intensidad de los mismos sean los adecuados. Dicho de otro modo, cada entrenamiento debe respetar una progresión cuantitativa según el perfil (teniendo en cuenta su estado de forma, lesiones, patologías, etc.). De manera que, si queremos obtener beneficios físicos y del sistema cardiovascular, es interesante que nuestra actividad esté guiada por un experto en el campo de la actividad física y el deporte, de manera que las dosis o cargas siempre se adapten y no se excedan, y viceversa.
Fuente: www.objetivobienestar.com