El azúcar en la sangre, o glucosa en la sangre, tiene mala fama, pero no siempre es mala, puesto que el organismo la emplea como energía para «nutrir» el cerebro, el corazón y los músculos. Por lo tanto, sí es necesario mantener sus valores controlados para que no se disparen y tus análisis te indiquen que tienes diabetes.
Ahora bien, muchas veces cuando se habla de azúcar en la sangre inmediatamente se cree que es diabetes, pero en realidad no son lo mismo, por eso en este artículo te contamos en qué se diferencian. Presta atención.
¿Cuál es la diferencia entre diabetes y azúcar en la sangre?
El azúcar en la sangre proviene de los alimentos que se ingieren, específicamente el cuerpo descompone la mayoría de los carbohidratos (pan, frutas y leche) en un tipo de azúcar denominado “glucosa”, que es la principal fuente de «combustible» para las células del cuerpo, y lo que no se emplea se reserva en el hígado y los músculos para su uso posterior y recibe el nombre de glucógeno.
Por lo tanto, el hígado es un órgano esencial para el control de azúcar en sangre, ya que no sólo actúa como reservorio de glucosa, sino que también la produce cuando es necesario una inyección rápida de energía o bien cuando no se consume suficiente glucosa.
La diabetes es una enfermedad silenciosa y crónica que afecta al 14% de los españoles mayores de 18 años, pero casi la mitad de los pacientes (6%) no sabe que tiene diabetes mellitus (DM), según un estudio. Básicamente, esta patología surge cuando los niveles de glucosa en la sangre son altos.
La diabetes se produce cuando el cuerpo no genera suficiente insulina, no puede utilizarla correctamente, o ambas cosas a la vez. Como consecuencia, la glucosa que se obtiene de los alimentos permanece en la sangre y no puede llegar a las células.
Con el tiempo, la diabetes puede traer otras complicaciones. Por ejemplo, pueden presentarse problemas para mantener estable los valores de la presión arterial y el colesterol, e incluso puede llegar a ocasionar un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco u otras dificultades en la circulación de los vasos sanguíneos.
¿Qué pasa cuando uno tiene azúcar en la sangre?
El nivel deseado de azúcar en la sangre es cuando antes de comer una persona alcanza de 80 a 130 mg/dL, y dos horas después de comer menos de 180 mg/dL. Estas son las metas básicas.
El azúcar elevado en la sangre (hiperglucemia), puede presentar síntomas leves, moderados o graves.
La hormona, insulina, se encarga de regular la concentración de glucosa en sangre. Por eso, cuando una persona tiene diabetes es porque el cuerpo no puede fabricar cantidad suficiente de insulina, o bien ésta no funciona correctamente. Como respuesta a esta insuficiencia, se concentra un exceso de azúcar en la sangre y se precisa de un tratamiento para bajarla.
El azúcar en la sangre en niveles altos puede controlarse mediante el consumo de medicamentos, la ingesta de alimentos bajos en carbohidratos y actividad física.
¿Cuáles son los niveles peligrosos de azúcar en la sangre?
Los niveles de azúcar en la sangre pueden elevarse hasta el punto de tornarse peligroso para la salud. La glucosa extremadamente alta hace que el excedente de azúcar se transporte de la sangre a la orina y esto provoca que se elimine una gran cantidad de líquido del cuerpo, lo que puede desencadenar una deshidratación poniendo a la persona en riesgo de coma diabético o muerte.
Conoce cuáles son los valores más preocupantes que deben bajarse de inmediato:
Si en los adultos los niveles están continuamente por encima de 350 mg/dL.
Si en los niños los valores superan continuamente los 240 mg/dL.
Ahora bien, los síntomas de azúcar alta en la sangre, en niveles de moderados a altos provoca lo siguiente:
- La visión se torna borrosa.
- Se produce una sensación de sed extrema.
- La persona tiene aturdimiento.
- La piel se observa sonrojada, caliente y seca.
- La persona tiene agitación, somnolencia o inconveniente para despertarse.
En tanto, si el organismo produce insuficiente o nada de insulina (diabetes tipo 1 y a veces diabetes tipo 2), la persona puede presentar:
- La respiración se acelera y se profundiza.
- La frecuencia cardíaca se torna rápida y el pulso débil.
- El aliento tiene un olor fuerte y afrutado.
- Se produce pérdida del apetito, dolor abdominal y vómito.
- Puede tener confusión y letargo e incluso pérdida del conocimiento.
Fuente: www.mundodeportivo.com