Las coordenadas que toma el color lila en los desfiles de primavera prometen seguir el mismo camino. La semana de la moda de Nueva York ha servido como un resumen que lo pone en el centro de una gran parte del grueso de colecciones presentadas en la Gran Manzana. Además, en diferentes formatos que se adaptan a las dosis que quiera implementar cada uno en su armario
En formato abrigo
Como ha hecho Jil Sander este otoño, Altuzarra insiste de cara a 2025 en la idea de que un abrigo malva es la mejor opción en la que invertir si queremos dar una dosis de este tono al guardarropa. Su apuesta es una pieza de líneas rectas, ligeramente oversize y con toque un poco retro que viste de pies a cabeza gracias a su largura. Los botones dorados que lo acompañan le dan un toque festivo subrayado por las tonalidades metalizadas de las sandalias, de efecto pelo.
La idea del lila en un total look resulta muy poderosa: así llevaban este tono a su terreno diseñadores como David Koma o MSGM en sus colecciones crucero de 2025. Aunque su fórmula partía de una apuesta más casual compuesta por una sudadera y falda o shorts, la de primavera encuentra en el vestido la mejor alternativa. Es precisamente en esta prenda en la que le encontramos más contextos al color. Por ejemplo, en manos de Rodarte se trata de una conexión con la tierra. También con los orígenes: la madre de las hermanas Mulleavy es artista y su padre, botánico especialista en hongos. No había mejor tributo familiar que el vestido lila con setas pintadas (a mano por su madre) que apareció al final del desfile. La firma lleva el color hasta sus últimas consecuencias, tiñendo también la manicura del mismo tono.
Un vestido lila es una apuesta segura
La idea del lila en un total look resulta muy poderosa: así llevaban este tono a su terreno diseñadores como David Koma o MSGM en sus colecciones crucero de 2025. Aunque su fórmula partía de una apuesta más casual compuesta por una sudadera y falda o shorts, la de primavera encuentra en el vestido la mejor alternativa. Es precisamente en esta prenda en la que le encontramos más contextos al color. Por ejemplo, en manos de Rodarte se trata de una conexión con la tierra. También con los orígenes: la madre de las hermanas Mulleavy es artista y su padre, botánico especialista en hongos. No había mejor tributo familiar que el vestido lila con setas pintadas (a mano por su madre) que apareció al final del desfile. La firma lleva el color hasta sus últimas consecuencias, tiñendo también la manicura del mismo tono.
Fuente: www.vogue.es