Los que optan por montar un bar casero suelen tener una personalidad sociable y tienden a tener amigos en casa bastante a menudo. Por eso un bar doméstico suele entenderse no sólo como un lugar donde almacenar licores de varios tipos (como sucede con las bodegas), sino también una zona de barra o asiento donde sentarse y compartir copa y charla.
A la hora de colocar un bar doméstico, los más afortunados suelen reservar una habitación específica para ello, normalmente destinada también a área de juegos (con billar o dardos incluidos) o incluso como añadido a una sala de cine.
Sin embargo, lo más habitual es ubicar la zona de bar integrada en el salón, pues lo más común es contar con casas pequeñas cuando no preferir directamente destinar el espacio sobrante a otras opciones, como habitaciones de invitados o bibliotecas. Además, el salón suele ser la estancia mejor ubicada de la casa (la que más luz o mejores vistas tiene), por lo que resulta el lugar más adecuado para disponer de un área tan social.
Por este motivo, y dado que en este caso el bar debe compartir espacio con el comedor, el área de sofás o el rincón de lectura, se le suele destinar un área más bien reducida. Es por ello que muchas veces esta zona cuenta simplemente con un pequeño aparador que hace las veces de mostrador, que junto a una cubitera o una camarera con ruedas completan el trío perfecto para crearse un pequeño bar casero.
En otras ocasiones, el propio mueble bar en el que se guardan las botellas puede contar con un pequeño mostrador oculto que se sube o baja haciendo las veces de barra de apoyo. Este tipo de muebles suelen colocarse en una esquina, ocupando de este modo muy poco espacio.
Otras veces se destina la zona central de una estantería a almacenar licores, compartiendo con los libros una misma zona, dándole al salón una mezcla entre intelectual y canalla que resulta de lo más chic.
Una opción distinta es colocar el área de bebidas cerca de la cocina, en ocasiones porque es complicado disponer de dos fregaderos en la casa (necesarios para lavar o enjuagar las copas, verter los hielos, etc.) En estos casos, lo ideal es contar con una cocina abierta al salón, ya que de este modo se comparten ambas zonas y el que anda preparando el cóctel junto al fregadero no se pierde la conversación de los que están sentados en el sofá.
En estos casos además, suele incorporarse una barra en la cocina que hace de separador de espacios y a la vez funciona como barra de bar, donde el que espera el cóctel observa al que lo prepara.
Tenga la forma que tenga, lo que no se puede negar es que disponer de un bar en casa es una opción de lo más “cool” que le da a la vivienda un aspecto lúdico y que refleja la personalidad “disfrutona” de quien lo habita.
Fuente: www.decofilia.com